El uso de estos granos u otros complementos es más una ayuda profiláctica que un tratamiento
El colesterol elevado en plasma supone un riesgo demostrado de enfermedad cardiovascular. Los depósitos alrededor de las arterias son una de las causas de arteriosclerosis, un paso previo para el infarto. Nuevos estudios llevados a cabo con semillas de lino apuntan efectos positivos en el control de la glucosa en sangre y del colesterol, en particular, del LDL colesterol (perjudicial). Los resultados son más notables entre personas con antecedentes familiares de dislipemias o enfermedades cardiovasculares.
Las personas cuyos niveles de colesterol en sangre alcanzan los 240 mg/dl duplican el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, con respecto a quienes rondan los 200 mg/dl. Así lo advierte la Fundación Española del Corazón. Tras el diagnóstico médico de hipercolesterolemia, el tratamiento dietético es la primera elección para corregir la dislipemia. Se conocen una serie de alimentos que, por su particular composición química, son obligatorios en el menú diario para lograr que la terapia dietética sea eficaz: aceite de oliva, aguacate, nueces, pescado azul, legumbres y frutas y hortalizas frescas de la temporada.
El uso de complementos dietéticos es una medida extra para reducir los niveles de colesterol. Los más populares son la lecitina de soja, las cápsulas de aceite de pescado y los preparados de ajo. Otras opciones novedosas son las semillas de lino, el jengibre y el nopal.
Si a pesar de seguir una alimentación adecuada y recurrir a los complementos dietéticos los resultados en la reducción de la colesterolemia no son óptimos, el médico especialista analizará la necesidad de emplear fármacos. Su efecto será más intenso, rápido y eficaz.
Semillas de lino y colesterol
La combinación de fibra y ácidos grasos omega 3 en las semillas de lino le confieren cualidades protectoras frente a enfermedades cardiovasculares
El uso de semillas de lino u otros complementos para reducir el colesterol actúa más como una ayuda profiláctica que terapéutica. Puede ser una estrategia útil para controlar el colesterol, en particular, entre los individuos con antecedentes familiares de dislipemias o enfermedades cardiovasculares. Se dispone de referencias recientes acerca de los efectos positivos de las semillas de lino en el control de la glucosa en sangre y del colesterol, sobre todo, del LDL colesterol (perjudicial).
La última y más completa es la revisión realizada desde el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York (EE.UU.). Se han identificado dos componentes bioactivos en las semillas: la fibra soluble (pectinas y mucílagos) y el aceite rico en ácidos grasos insaturados (en ácido alfa-linolénico, un tipo de ácido graso omega 3). Este último es más abundante en el aceite de lino. El ácido alfa-linolénico es precursor directo de los ácidos grasos omega 3, EPA y DHA. Numerosos estudios comparan sus efectos hipocolesterolemiantes con los del aceite de pescado. Los omega-3 tienen un papel en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y un efecto antiinflamatorio.
La combinación de ambos factores nutricionales, fibra y ácidos grasos omega 3, explica que se publiciten las semillas de lino por sus cualidades protectoras frente a enfermedades cardiovasculares. Pese a estos usos prometedores, los autores señalan que se precisan estudios de mayor calidad para hacer cualquier recomendación.
Semillas, ¿enteras, molidas o en aceite?
Desde el Laboratorio de Biología Celular del St. Boniface Hospital Research Centre de la Universidad de Manitoba, en Canadá, dan un paso más y estudian la biodisponibilidad del ácido alfa-linolénico de las semillas y sus efectos fisiológicos según la forma en la que éstas se tomen: enteras, molidas o en aceite de linaza. Para esta investigación se elaboraron panecillos con un complemento de 30 gramos de semillas o seis gramos de ácido alfa-linolénico en el aceite. Los efectos sobre los niveles plasmáticos de ALA (ácido alfa-linolénico) se midieron en los participantes al mes, a los dos meses y a los tres meses.
Los investigadores concluyeron que tras la ingestión de aceite de lino y de semillas molidas, se alcanza un aumento significativo de los niveles de ALA (ácido alfa-linolénico) en plasma, aspecto que no sucede si se toman las semillas enteras. Un resultado que sorprendió a los autores es que no se detectara un incremento significativo de los niveles plasmáticos de ácido eicosapentaenoico (EPA) o docosahexaenoico (DHA) en cualquiera de los grupos participantes, pese a que el ácido graso que contienen de las semillas es precursor de los anteriores.
En este periodo de tiempo y con la dosis incluida en el ensayo no se comprobaron cambios en el colesterol total ni en los triglicéridos plasmáticos, si bien no se analizó si hubo cambios en los niveles de LDL-colesterol. Un aspecto negativo común a todos los grupos fue la aparición de malestar gastrointestinal durante las primeras fases del estudio. Estas molestias desaparecieron pasadas cuatro semanas en el grupo que tomó las semillas molidas o en forma de aceite, pero fue motivo de retirada de algunos individuos que tomaban las semillas de lino enteras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario