Germen de trigo, fuente natural de antioxidantes

Destaca por la gran concentración de vitamina E que contiene, además de ser útil para el tratamiento de un tipo de diarrea del viajero

El uso común del germen de trigo como complemento dietético se debe a su riqueza extraordinaria en vitamina E, uno de los antioxidantes más potentes. Por otra parte, se ha determinado que contiene un tipo de proteínas, las lectinas, que impiden el crecimiento y el apego a la pared intestinal de parásitos causantes de un tipo de diarrea del viajero, la giardiasis, un mal que afecta a muchas personas que viajan a lugares tropicales.

El valor nutricional destacado del germen de trigo es su aporte de vitamina E antioxidante. Además, tras su análisis bromatológico, se determina el gran aporte nutritivo de este producto, dada su riqueza en proteínas, ácidos grasos esenciales (el cuerpo no los puede sintetizar y se han de obtener a través de la alimentación), vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6, ácido pantoténico) y oligoelementos como hierro, cinc, cobre, manganeso y cobalto.
Por su potencial antioxidante, el consumo de germen de trigo está indicado en particular para situaciones de mayor desgaste físico y en enfermedades degenerativas. Los antioxidantes tienen acción protectora celular frente a la agresión de los radicales libres generados en el propio organismo durante la respiración celular. Estos radicales libres aumentan en condiciones diversas, como la exposición a la contaminación ambiental, al tabaco, a los rayos UVA del sol sin protección o por la mayor respiración que exige el ejercicio físico intenso.
La vitamina E es necesaria para el mantenimiento y estabilidad de las membranas de todas las células. Los beneficios del consumo de este complemento dietético se notan de manera más marcada en caso de carencia relacionada con dietas inadecuadas o enfermedades que impiden la asimilación normal de los nutrientes, así como en circunstancias determinadas, cuando el organismo requiere un mayor aporte proteico. Es el caso del embarazo, durante el crecimiento, ante infecciones crónicas o hemorragias, entre otras.

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