EL BARRENDERO DEL MONASTERIO

Óleo sobre tela (100X73 cm.)
Artista: Magdalena Puga Vial (aka Victoria Greenland)

Un hombre, muy sencillo y analfabeto, llamó a las puertas de un monasterio. Tenía deseos verdaderos de purificarse y hallar un sentido a la existencia. Pidió que le aceptasen como novicio, pero los monjes
pensaron que el hombre era tan simple e iletrado que no podría ni
entender las más básicas escrituras ni efectuar los más elementales
estudios. Como le vieron muy interesado por permanecer en el
monasterio, le proporcionaron una escoba y le dijeron que se ocupara
diariamente de barrer el jardín. Así, durante años, el hombre barrió
muy minuciosamente el jardín sin faltar ni un solo día a su deber.
Paulatinamente, todos los monjes empezaron a ver cambios en la actitud
del hombre. ¡Se le veía tan tranquilo, gozoso, equilibrado! Emanaba de
todo él una atmósfera de paz sublime. Y tanto llamaba la atención su
inspiradora presencia, que los monjes, al hablar con él, se dieron
cuenta de que había obtenido un considerable grado de evolución
espiritual y una excepcional pureza de corazón. Extrañados, le
preguntaron si había seguido alguna práctica o método especiales, pero
el hombre, muy sencillamente, repuso:
–No, no he hecho nada, creedme.
Me he dedicado diariamente, con amor, a limpiar el jardín, y, cada vez
que barría la basura, pensaba que estaba también barriendo mi corazón y
limpiándome de todo veneno.

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