SANWICHES VEGETALES

Al hablar de sándwich vegetal en lo primero que se piensa es en el tradicional de lechuga, tomate, cebolla y huevo cocido. Sin embargo, en muchos casos, cuando se pide un sándwich vegetal fuera de casa, menos vegetales tiene de todo: jamón york, queso, mayonesa, huevo duro o palitos de cangrejo, entre otros. Las combinaciones pueden ser muchas si se tiene un poco de imaginación. Fríos o calientes, dulces o salados, son algunas de las variantes que nos ofrecen este tipo de tentempiés.

Solución para imprevistos

Los sándwiches vegetales son un buen recurso, sobre todo para las cenas, cuando no se dispone ni de tiempo ni de ganas de cocinar. En estos casos se puede recurrir a este tipo de elaboraciones, que son rápidas y al mismo tiempo pueden ser muy nutritivas. Los emparedados que incluyen alimentos crudos son la forma más rápida, aunque también son una buena alternativa los sándwiches calientes, los que llevan ingredientes cocinados.

El ingrediente fundamental de estas preparaciones es el pan de molde, que tiene la ventaja, respecto al pan de barra, de que se conserva en perfecto estado durante ocho o nueve días, en función de la fecha de caducidad, aunque contiene algo más de grasa. Es muy habitual recurrir a él cuando no se dispone del pan del día. Incluso puede solucionar más de una comida cuando acuden visitas a casa de forma imprevista.

Elegir el tipo de pan

Dependiendo del tipo de pan, los ingredientes, las salsas y la grasa utilizada, el valor calórico del sándwich vegetal puede ser excesivo

Se puede comenzar escogiendo el pan que se va a utilizar para ir montando poco a poco los ingredientes. Los hay de diferentes formas y composición nutritiva aunque todos ellos tienen en común la consistencia blanda y pegajosa al paladar. Si se utiliza el pan de molde tradicional, que tiene forma cuadrada, se pueden elaborar triángulos partiendo cada rebanada en diagonal. Si se prefiere comer las rebanadas enteras, se van colocando una encima de otra hasta conseguir la altura deseada, entre dos y cuatro pisos. También se pueden utilizar panes redondos, con semillas en la cara superior o panes alargados.

La forma y el tamaño dependen del gusto personal. Dentro de la gama de panes también los hay integrales, de semillas o con mezcla de cereales. En el gusto de cada uno está tostar o no el pan. Si se elige tostar, también hay que elegir la grasa que se va a añadir -aceite de oliva, mantequilla o margarina- para que, una vez tostado, quede más jugoso. Para tostar únicamente el pan se puede emplear la tostadora y después añadir los ingredientes.

Esta opción se recomienda cuando los ingredientes que se emplean son crudos y el sándwich se va a servir frío. En cambio, si lo que se busca es un sándwich vegetal caliente se ha de tostar todo el conjunto, bien en la plancha, en la sartén o en la sandwichera.

El relleno

Los ingredientes del sándwich vegetal abarcan una gama de alimentos muy extensa y no siempre tienen que llevar lechuga. En lugar de ésta se pueden incluir otros ingredientes crudos como tomate, cebolla, zanahoria rallada, pepino, remolacha, puntas de espárragos, maíz... Otro tipo de sándwich menos habitual es el que se prepara con vegetales fritos, salteados o rehogados. Para ello, se pueden emplear hortalizas como berenjena, calabacín, setas, champiñones o pimientos, según la temporada. Algo muy sabroso es combinar, en el mismo sándwich, alimentos crudos y cocinados. La mezcla de texturas y sabores enriquece mucho la preparación.

Para quienes incluyan huevo en su dieta, pueden usar este alimento también como ingrediente de sabrosos sándwiches, como el de revuelto de espárragos y germinados. Se puede añadir queso para preparar un aperitivo con verduras rehogadas. Los patés vegetales igualmente pueden dar un toque especial, como puede ser el humus, un delicioso paté de garbanzos.

El punto final del sándwich lo ponen las salsas que los acompañan. Es muy frecuente añadir una salsa pero también se puede aliñar con aceite y vinagre, todo depende del gusto del comensal. Lo ideal es cada uno se añada la condimentación que más le guste. Se puede incluir desde la típica salsa mayonesa o salsa rosa hasta algunas más novedosas elaboradas con especias y condimentos aromáticos como la salsa de orégano. No obstante, es importante recordar que según la cantidad de salsa que se añada, ésta puede desvirtuar las calorías del plato y hacerlo excesivamente calórico.

Nota

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